domingo, 21 de junio de 2015

LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD

LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD - Paul Auster

"Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesa"
León Daudi

Ya hemos comentado en alguna ocasión que la bibliografía de Paul Auster tiene unos leimotivs tan persistentes que parecería que el escritor norteamericano ha escrito siempre la misma obra, desde puntos de vista distintos, cambiando el nombre de algunos personajes, y desdibujando el escenario, pero al fin y al cabo, siempre la misma obra: la de la historia de su vida.




En La invención de la soledad, ese patrón que se repite, y sobre el cual está puesto el principal foco de atención, es la figura de su padre. Es un homenaje a Samuel Auster, su padre en la vida real. Figura esencial en su configuración como escritor, la esencia de su padre también sobrevuela en Creía que mi padre era Dios, una miscelánea de relatos, que espero desgranar en este blog en una futura ocasión

En esta novela claramente autobiográfica, aunque siempre desrealizada por el estilo metafísico y onírico de Auster, viajamos hasta lo más profundo de la vacuidad espiritual, al sentir los diferentes procesos de duelo que sufre el protagonista, tras la muerte de su padre. Lo más doloroso, de nuevo, no es el proceso de la muerte, entendido como una transición hacia un lugar desconocido; sino la desaparición, el no existir, de un ser querido. Concretamente, la no existencia de una figura paterna que lejos de generar una devoción admirable en su hijo, se había convertido en una extraña y compleja presencia en la vida de Auster

Un ser con el que quizás no pasó suficiente tiempo de calidad; un hombre críptico al que Auster empezará a conocer a fondo tras su muerte, a través de los enseres personales que decide ordenar, como última muestra de respeto a su difunto padre.


La obra es difícil de leer ya que la redacción es densa y la temática dolorosa, sobretodo para su autor, y en ocasiones el lenguaje es tan metafórico y simbólico que nos podemos perder en el monólogo interior del huérfano. Es difícil saber a donde quiere llegar Auster, ya que no parece que haya un objetivo literario definido, sino más bien, que la obra es la consecuencia de un ejercicio de revisión del propio dolor y sobretodo del vacío y el caos dejado por la pérdida paternal.

Sin embargo, como bien queda reflejado en la primera parte de la obra: Retrato de un hombre invisible, la escritura se muestra como un proceso que abre y recrudece las heridas, y no como un proceso terapéutico o sanador.

La segunda parte de la obra se titula El libro de la memoria, y, a diferencia de la primera parte, ésta está narrada en tercera persona, y supone un recorrido por la vida de A. (Auster hijo), que se salda con un profundo proceso de maduración, que culmina con la comprensión final del sentido de la paternidad; al comprender que un padre puede amar a su hijo por encima de su propia vida; hasta el punto que dar la vida por un hijo no supondría un sacrificio inalcanzable.

En definitiva, un relato que nos remueve y nos duele, pero necesario en el devenir de Auster como escritor consumado. Seguiremos recorriendo la obra de Paul Auster más adelante, para conocer un poco más el sentido holístico de su obra.

Un saludo.

Benjamín

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