jueves, 25 de junio de 2015

MR MERCEDES

MR MERCEDES - Stephen King

"Imagínese un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Esto es el suspense."
Alfred Hitchcock

Como ya os he hecho saber en otras ocasiones,  uno de mis escritores favoritos es Stephen King. En este blog ya se han reseñado algunas de sus novelas más conocidas como El Resplandor, su secuela: Dr. Sueño y La Cúpula. A pesar de no ser considerado un clásico, ni tampoco un referente en la asignatura de literatura, King es, en mi opinión, el maestro de la novela de terror, y un fantástico creador de tramas excelentes. Domina a la perfección la estructura de la novela, y confecciona a sus personajes con naturalidad y realismo. Sabe atrapar al lector como nadie y eso, junto con un lenguaje espontáneo y creíble, hace que sus novelas sean fáciles de digerir.

De todos modos, cuando llegó a mis manos Mr Mercedes (un regalo de una persona a la que adoro), me entró miedo... y no precisamente porque se trate de una novela de terror. Y aquí está precisamente el primero de los handicaps de esta novela. Se trata del debut de King en la literatura de suspense o novela negra. Un cambio de género bastante relevante para alguien que no suele hacer demasiadas excursiones fuera del terror. Tampoco sería justo decir que no ha escrito nada más. El amigo King es un talentoso escritor y no me cabe duda de que es capaz de escribir sobre cualquier cosa. De hecho, a parte de haber sido durante 7 años columnista del Entertainment Weekly, King ha escrito novelas y relatos fuera de su género habitual como por ejemplo su premiada y reciente novela 22/11/63, que relata una historia alternativa a los sucesos relacionados con la muerte del Presidente J.F. Kennedy. Esta novela, ganadora del premio Locus y el British Fantasy 2012, se ubica en el género de la ciencia ficción, o de la ficción histórica. También podríamos destacar su opus magnus, La Torre Oscura, una saga de 8 libros, que aún tener características del género de terror, se ciñe más al género de la fantasía.

Dicho todo esto, tenía miedo que Mr Mercedes supusiese un bajón de calidad por haber querido explorar el género de la novela negra, donde otros escritores ya han dejado el listón muy alto. ¿Qué necesidad tenía King de arriesgar su reputación con una novela mediocre?
Seguramente, este prejuicio condicionó mi lectura durante las primeras páginas, hasta que de nuevo, la historia me sedujo y me abdujo hasta sus entrañas.

Stephen King no tiene ningún problema en sus novelas para desvelar desde el principio lo que va a ocurrir, o la naturaleza real de sus personajes. No necesita confundirnos con un exceso de sospechosos, o con giros narrativos que hagan buenos a los antagonistas, o viceversa. Ya lo vimos en El Resplandor, cuando desde el capítulo 1, leemos que Jack Torrance tiene problemas con el alcohol y algún episodio de violencia desmedida. Pero precisamente ahí reside la seducción. Como bien dice Hitchcock en la cita que encabeza esta entrada, el suspense se origina cuando el público sabe que el protagonista corre peligro, pero el protagonista lo desconoce o no alcanza a ver el peligro en toda su amplitud.

En Mr Mercedes, King presenta la trama de un modo similar. Desde el primer momento sabemos quien es el culpable de la famosa tragedia del Mercedes, sin embargo, somos nosotros, los lectores, los únicos que disponemos de esa información. Por lo tanto, somos un espectador omnipresente, que lamentablemente no tiene la posibilidad de revelar la información exclusiva a los personajes de la trama.



Así pues, asistimos en esta novela al trabajo de campo del ya jubilado policía Bill Hodges, y de sus indagaciones para encontrar al psicópata Brady Hartsfield. Ambos son personajes que podrían pasar absolutamente desapercibidos en cualquier otro contexto. Pero el rey del terror vuelve a exprimir  éstos, a priori, personajes mediocres, a demostrarnos que no podemos fiarnos de nadie, y que la tragedia se encuentra a la vuelta de la esquina.


La trama empieza a acelerarse a partir de las 100 primeras páginas, y supone un excelente recorrido por la mente enferma de Brady Hartsfield: una excelente descripción de la retorcida idiosincrasia de los narcisistas malignos, también llamados psicópatas. De nuevo, King, consigue que el lenguaje narrativo y la construcción de argumentos se adapten a las diferencias individuales de cada personaje: desde el campechano aunque brillante Bill Hodges, hasta el macabro, aunque también brillante Brady Hartsfield.

Sin ánimo de adelantarme al magnífico desenlace de la novela, si que te anticipo que no hay espacio para tanta brillantez en el mismo pueblo.

Disfruta de la novela. Te lo mereces. 

Benjamín

LA SAGA DE LOS HECHEES II



TRAS EL INCIERTO HORIZONTE - Frederik Pohl

"¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La respuesta es ésta: simplemente, porque aún no hemos aprendido a usarla con tino."
Albert Einstein


En algún blog del ciberespacio de cuyo nombre no logro acordarme, leía este humilde lector que "Pórtico no debería tener secuelas para pasar a la historia como una novela más grande de lo que ya es". Debo confesar que cuando empecé a leer Tras el incierto horizonte, la segunda novela de La saga de los Hechees, me adentré en una dimensión de indigesta nostalgia. Seguramente, porque Pórtico es una novela que deja heridas profundas; que a modo de tatuaje, sellan en tu memoria un antes y un después. El estremecedor desenlace de la historia adquiere una magnitud inabarcable cuando ignoras que la trama no ha hecho más que empezar. Y es por eso que descubrir que el final de Pórtico no es un punto y final, sino tres puntos suspensivos, genera confusión. De pronto vienen a tu cabeza imágenes de personajes que volvieron del más allá. ¿Quién no recuerda el retorno de Gandalf después de su enfrentamiento contra un Balrog de Morgoth en Moria, cuando le creímos muerto? Y ese regreso de Gandalf le devuelve a la trama renovado, más poderoso, ahora como Galdalf el Blanco combatiendo a los ejércitos de Isengard en el Abismo de Helm. Un resurrección de tipo evangélico, que tiene sentido en un relato sobre el enfrentamiento entre el bien y el mal, dónde la esperanza y la fe juegan un papel crucial.





Sin embargo, el shock emocional que nos impone el desenlace de Pórtico con la pérdida de uno de los personajes principales, parecía incuestionable. Es más, la novela podría haber acabado de ese modo. Cierto que eso hubiese supuesto un metafísico final con un puñado de microtramas abiertas, pero dentro del género de la ciencia ficción, en el contexto del infinito y misterioso universo, hubiese tenido sentido. La raza humana sacrifica a sus componentes porque la supervivencia de la raza está por encima de la supervivencia de sus componentes. Cuando la misión es inmensa, los accidentes y las pérdidas se lamentan en un grado menor. Forman parte de los daños colaterales previstos. El Universo es demasiado todopoderoso como para creer que podemos permanecer inmunes en él.

Robinette Broadhead no se rinde. No admite esa pérdida. Quizás porque no es capaz de cargar con la culpabilidad que él mismo se ha adjudicado. O bien, porque el amor que siente no acepta la ausencia de su musa. En la literatura se ha escrito mucho sobre amores platónicos, amores inalcanzables que se vuelven autodestructivos: la locura de seguir amando, aún cuando duele en el mismo tuétano. Pero Robinette Broadhead pudo materializar su amor, y éste sólo se volvió inalcanzable cuando las leyes del universo se lo arrebataron.




En Tras el incierto horizonte (Beyond the blue event horizon), novela publicada por el maestro Pohl en 1980, nuestro protagonista se embarca en una nueva misión hacia la nube de Oort, donde al parecer, los Hechees han dejando una Factoría Alimentaría que podría erradicar el hambre en el mundo. Nuevas aventuras intergalácticas en pos de la salvación de la especie humana, siempre bajo la divina providencia de la tecnología. Trama de aspecto similar a Interstellar, la brillante película de Christopher Nolan, que protagoniza Matthew McConaughey, y que tendría que ser de muestra obligatoria en la asignatura de Física en el instituto. No puedo seguir por este camino porque iniciaríamos un debate lleno de spoilers, y no es el estilo de este blog.




En fin, temática apasionante la de los agujeros negros y la de los viajes intererestelares. Un sueño todavía vivo para algunos de nosotros, y que sin duda esta novela recupera y retroalimenta. El género de la Ciencia Ficción es altamente recomendable ya que no solo implica un lugar para la evasión total de nuestras miserias terrenales, sino que además supone un brote de onírica esperanza, a la que poder aferrarnos.

Seguiremos adentrándonos en esta tetralogía, que aunque para muchos es una saga que decae con cada nuevo volumen, he querido darle una oportunidad por lo trascendente de la trama y por la curiosidad que me suscita conocer el devenir de Robinette Broadhead y de la especie humana.

Para cualquier duda sobre la trama o para comentar o debatir cuestiones concretas sobre la novela, resto a vuestra disposición.

Benjamín

domingo, 21 de junio de 2015

LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD

LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD - Paul Auster

"Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesa"
León Daudi

Ya hemos comentado en alguna ocasión que la bibliografía de Paul Auster tiene unos leimotivs tan persistentes que parecería que el escritor norteamericano ha escrito siempre la misma obra, desde puntos de vista distintos, cambiando el nombre de algunos personajes, y desdibujando el escenario, pero al fin y al cabo, siempre la misma obra: la de la historia de su vida.




En La invención de la soledad, ese patrón que se repite, y sobre el cual está puesto el principal foco de atención, es la figura de su padre. Es un homenaje a Samuel Auster, su padre en la vida real. Figura esencial en su configuración como escritor, la esencia de su padre también sobrevuela en Creía que mi padre era Dios, una miscelánea de relatos, que espero desgranar en este blog en una futura ocasión

En esta novela claramente autobiográfica, aunque siempre desrealizada por el estilo metafísico y onírico de Auster, viajamos hasta lo más profundo de la vacuidad espiritual, al sentir los diferentes procesos de duelo que sufre el protagonista, tras la muerte de su padre. Lo más doloroso, de nuevo, no es el proceso de la muerte, entendido como una transición hacia un lugar desconocido; sino la desaparición, el no existir, de un ser querido. Concretamente, la no existencia de una figura paterna que lejos de generar una devoción admirable en su hijo, se había convertido en una extraña y compleja presencia en la vida de Auster

Un ser con el que quizás no pasó suficiente tiempo de calidad; un hombre críptico al que Auster empezará a conocer a fondo tras su muerte, a través de los enseres personales que decide ordenar, como última muestra de respeto a su difunto padre.


La obra es difícil de leer ya que la redacción es densa y la temática dolorosa, sobretodo para su autor, y en ocasiones el lenguaje es tan metafórico y simbólico que nos podemos perder en el monólogo interior del huérfano. Es difícil saber a donde quiere llegar Auster, ya que no parece que haya un objetivo literario definido, sino más bien, que la obra es la consecuencia de un ejercicio de revisión del propio dolor y sobretodo del vacío y el caos dejado por la pérdida paternal.

Sin embargo, como bien queda reflejado en la primera parte de la obra: Retrato de un hombre invisible, la escritura se muestra como un proceso que abre y recrudece las heridas, y no como un proceso terapéutico o sanador.

La segunda parte de la obra se titula El libro de la memoria, y, a diferencia de la primera parte, ésta está narrada en tercera persona, y supone un recorrido por la vida de A. (Auster hijo), que se salda con un profundo proceso de maduración, que culmina con la comprensión final del sentido de la paternidad; al comprender que un padre puede amar a su hijo por encima de su propia vida; hasta el punto que dar la vida por un hijo no supondría un sacrificio inalcanzable.

En definitiva, un relato que nos remueve y nos duele, pero necesario en el devenir de Auster como escritor consumado. Seguiremos recorriendo la obra de Paul Auster más adelante, para conocer un poco más el sentido holístico de su obra.

Un saludo.

Benjamín

domingo, 7 de junio de 2015

EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS

EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS - Paul Auster

"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol."
Martin Luther King

Michael Ende  nos demostró en La historia Interminable que la literatura era capaz de concebir un paradero exclusivo para la Fantasía, en el que poder evadirse de la rutina del mundo real, Paul Auster construye en El país de las últimas cosas un lugar desesperanzador donde el ser humano ha perdido su capacidad creativa y ha olvidado las razones por las que un día su vida tuvo sentido. 

Esta novela de nuestro admirado Auster es probablemente la descripción contemporánea más significativa sobre el infierno. Resulta inevitable acordarse del Infierno de Dante, el cual describe con gran detalle y simbolismo en su Divina Comedia. Es solo una asociación accidental, ya que en términos de estilo, contenido y finalidad literaria, las diferencias son cuantiosas, y en todo caso, abundan más que las similitudes. Sin embargo, en ambas obras, la descripción del  infierno está estrictamente premeditada y muestra, respetando las diferencias de paradigma propias de cada época, un destino en el que el ser humano carece absolutamente de la posibilidad de alcanzar la esperanza; de recursos de huída. Un espacio/tiempo que se eterniza en clave de sufrimiento. Mundos grises que se deshacen a pedazos y en el que la percepción de la felicidad ha sido desprogramada.

Algunos críticos literarios opinan que El país de las últimas cosas es una reinterpretación de una sociedad postmoderna estrechamente adscrita a lo literal, al escepticismo más abrupto, dónde no hay lugar para Dios. Una sociedad que vive bajo el lema de "ir dejando sitio para los que vienen", en un mundo donde la existencia es un accidente del que no hemos sabido sacar partido. Lo cierto es que la raza humana ha vivido, lamentablemente, en circunstancias similares en varias ocasiones, y si no que se lo pregunten a Viktor Frankl o a tantas y tantas miles de personas que han vivido o viven en circunstancias de desigualdad, injusticia social, vejación, o simplemente, en una profunda grave crisis de identidad.


Precisamente, una crisis de identidad es lo que sufre la protagonista y narradora de este relato: Anna Blume.
Anna es una joven de 19 años que ha decidido ir en busca de su hermano William, quien un día marchó a la ciudad, y desde entonces nunca más supo de él. Anna viajará a esa ciudad que representa el existir por existir, donde los desechos y la basura son un bien preciado, más preciado que la vida humana; donde la capacidad para crear está extinguida, y donde en ausencia de arte, el suicidio se convierte en arte en su acepción más rebelde.

Bajo el estilo postmoderno, onírico y a veces metafísico de Auster, Anna nos explicará su viaje a esta ciudad, y sólo mientras cumpla su función de narradora, dispondrá de un motivo para sobrevivir en un lugar, donde no hay espacio para tomar consciencia de la propia existencia, con todo el entumecimiento que eso conlleva.

¿Encontrará a su hermano William? ¿Es la única que busca a su hermano? ¿Quienes son Isabel y Samuel Farr? Éstas son preguntas que trascienden a este post y cuya respuesta podría perjudicar tú lectura.
No dudes en acompañar a Anna en este viaje, y saca tus propias conclusiones sobre esta compleja obra de la literatura reciente.

Un saludo

sábado, 6 de junio de 2015

LA SAGA DE LOS HECHEES I

PÓRTICO - Frederik Pohl 

"Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él."
Louis Pasteur

Llevo algunos meses ausentado de este blog. Un blog que uso a modo de tarjeta de memoria. Un blog a modo de bitácora, de diario de abordo, en el que quedan registrados todos los libros que pasan el filtro de lo irrelevante y llegan a formar parte de la historia de mi vida, del relato de mis pasiones, incertidumbres, ilusiones, vacíos existenciales, y qué se yo; la enumeración se quedó sin oxígeno.

2015 se dibuja como un año de cambios; un año en el que la valentía ha vencido al canto de sirenas de la estabilidad, ese arma de doble filo, que nos seduce al mismo tiempo que nos adormece y nos roba las fuerzas para progresar. Sí. Un año de muchos cambios, y quizás se pueda apreciar en el tipo de libros que han formado parte de mi lista de lectura durante esta primera mitad de 2015.

Debo haber escrito esta estéril introducción por miedo a ser devorado por la hoja en blanco, tras tantos días ingiriendo letras sin evacuarlas. Lo importante, sin duda, es el libro que da título a esta entrada: Pórtico. La primera parte de La Saga de los Hechees, en mi opinión, la obra maestra del escritor estadounidense Frederik Pohl. Les pongo en antecedentes por si no lo conocen: amigo y admirador de Isaac Asimov, con el que llegó a compartir autoría de algunas novelas. Sin duda, Pohl es para los iniciados en la rama de la ciencia ficción, un referente inevitable. Como dato objetivo, simplemente decir que esta novela ganó los dos galardones más importantes de la literatura de ficción: el premio Nébula (1977) y el premio Hugo (1978).



Pórtico llego a mí hace tres años, regalo de alguien a quien admiro, y quien sabía muy bien que esta novela me iba a conmover, a pesar de que a priori, conmover no es el objetivo de esta historia, si no más bien, abrir un espacio a la intriga, a lo desconocido, al eterno debate sobre la existencia, o no, de vida en otros planetas. Por este motivo, mi cariño hacia el primero de los libros que conforman la Saga de los Hechees es inmenso. No podía faltar aquí. Cierto es que realicé esta lectura antes de crear el blog, pero ha sido recientemente cuando he podido seguir leyendo las secuelas que Pohl elaboró para completar el universo Hechee.



Pórtico, da nombre a un asteroide en el que se ha encontrado tecnología avanzada de una civilización extraterrestre, y es el lugar en el que un grupo de valientes pone sus vidas en manos de la ciencia y del futuro de la humanidad. Interesante escenario en el que Robinette Broadhead tratará de alejarse de su mediocre vida en la tierra. Es allí, en el asteroide, donde el amor, el deseo sexual, la agonía, y el miedo confeccionarán un relato, en el que el lector observa como un Gran Hermano la convivencia de este grupo de pioneros que quieren hacerse un nombre en el espacio, aunque ello les cueste, en ocasiones, su vida.

Novela fácil de digerir y que puede ser un primer paso excelente para adentrarnos en el apasionante universo de la ciencia ficción. Sin pretender spoilear esta lectura, y aprovechando que un servidor es psicólogo, os sugiero que prestéis especial atención al personaje de Sigfrid Von Shrink y al papel de la culpabilidad a lo largo del relato.

Feliz lectura (continuará...)